De Pepito Grillo al Lobo Feroz...
Nos cuenta sus experiencias en esta transición el joven actor Mario Platero quien se integra en esta Temporada Infantil a Teatro Hamlet, personificando al Lobo Malo que se quiere comer a los 7 Cabritos.
Mario tiene 20 años y desde el colegio se interesó por el teatro, primero en obras para las clausuras del año escolar y más adelante ya en proyectos un poquitín más serios, según nos cuenta: "Fue gracias al apoyo y entusiasmo de mis maestros que me integré mejor al teatro. He aprendido mucho y me ha servido, sobre todo porque aprende uno a relacionarse mejor con los demás, a poder expresarse, a no tener miedo a una audiencia, en fin, a jugar a ser otra persona siempre siendo uno mismo"
Mario participó en un festival de teatro estudiantil patrocinado por la Secretaria Nacional de la Familia y la Universidad Don Bosco. Para ello trajeron un grupo de teatro colombiano cuyos integrantes trabajaron con los grupos formados en distintas instituciones educativas, les dieron talleres de expresión vocal, de expresión corporal, de interpretación y de montaje. Finalmente, como resultado de este taller resultaron cinco montajes que se presentaron en el festival y en el cual Mario obtuvo el premio a MEJOR ACTOR. Reconocimiento que le valió un papel en una obra navideña que el grupo colombiano montó para distintos escenarios nacionales.
Así se integró a los ensayos con el grupo Camaleón de Eugenio Acosta Rodríguez y ahí conoció a Lupita Avilés, que fue quien lo llevó al Grupo Hamlet. Su primer papel en este grupo fue el de Pepito Grillo en el pasado montaje de Pinoccio y este año interpreta al Lobo del cuento Los Siete Cabritos y el Lobo que se encuentra en temporada en el Auditórium del Centro Español.
"Para mí es un gran reto y una gran responsabilidad interpretar este personaje, especialmente porque, hasta hoy, había sido interpretado por don José Antonio Ramírez, quien lo ha hecho estupendamente y se ha ganado el cariño del público, así que estoy dando todo y más para que el personaje esté a la altura de la tradición ya establecida por don José Antonio. Por otra parte, también es difícil trabajar con las máscaras, porque al no tener oportunidad de usar la expresión facial toda la emotividad del personaje recae en el cuerpo, la voz y la energía con la que se trabaje"
¿Estás contento con el papel? "Sí, a mí me encanta el teatro, es una vocación y estoy dispuesto a aprender todo lo que haga falta. Esta temporada particularmente es una experiencia muy buena porque además comparto el escenario con siete niños que por primera vez trabajan en el teatro y la integración con ellos a nivel actoral y personal ha sido excelente"
Pues bien, ahí tienen, un actor que forma parte de una nueva generación que seguramente será el éxitoso recambio de los que vamos creciendo. Felicidades a Mario por su Lobo y quedamos a la espera de más noticias en su desarrollo actoral.
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