Este martes, como siempre, he tenido el gusto de platicar con un querido amigo, porque todos los que estamos en este devenir del arte debemos serlo. Pero con algunos, por diferentes razones, nos acercamos más que con otros; este es el caso con Gino, a quien no tengo mucho tiempo de conocer porque recién hemos trabajado juntos por estos últimos cuatro meses, pero que me han sido suficientes para conocerle y llegar a quererle.
Gino es hijo de don Hernán Padilla, quien fuera primer bailarín de nuestra ya extinta Compañía Nacional de Danza, por lo que no es de extrañar que en la sangre del hijo también corra la vena artística.
"Yo me fui en los años ochenta, como tantos otros salvadoreños que huimos de la guerra, mi padre me envió a España a continuar la Universidad ya que yo quería estudiar Relaciones y Política Internacional y la Universidad de El Salvador, que era la única que ofrecía la carrera estaba intervenida. Así que fui a la Madre Patria... Empecé la carrera pero poco a poco, y a través de algunos amigos, me fui integrando en el grupo de los estudiantes de artes escénicas y me conquistaron. Finalmente obtuve el grado de Interpretación Escénica y posteriormente el de Economía, ya que papá me dijo que estaba bien lo del teatro, pero que también hay que tener un plan "B" en la vida"
Gino trabajó con distintos grupos en Madrid en montajes como "Una Señorita de Valladolid" con mucho éxito, también participó en el montaje de "El Tenorio Cómico" con el que estuvieron de gira por todo el país y tantos otros que sería largo enumerar pero que le llenaron de grandes satisfacciones.
"El TEATRO, así con mayúsculas, es mi vida... Papá dice que me cambia el carácter radicalmente cuando estoy en alguna producción, pero lo cierto es que más que un oficio es una forma de vida, es una razón para la vida"
Hace casi seis años que Gino regresó de España por razones familiares y desde entonces está a cargo del manejo del restaurante familiar "Mirador 70", camino al lago de Ilopango. No fue sino hasta este año en que por invitación de don Nelson Portillo se integró a un montaje. "Antes-nos dice- no lo había podido hacer porque a veces los grupos son muy celosos de integrar a alguien nuevo en sus compañías, o tal vez sea que no había llegado el momento oportuno, lo cierto es que gracias a la oportunidad de trabajar con Hamlet en el papel del Tío Serafín para "El Matrimonio es como el Demonio", he vuelto al escenario"
Y nosotros esperamos que se quede ahí, porque a parte de ser un actor formado, con una voz educada, manejo del espacio escénico y calidad interpretativa, es un estupendo compañero con el que, de verdad, es un placer compartir el escenario.
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