Este libro que es una compilación de experiencias y anécdotas de una chiquilla a mitad del siglo pasado nos envuelve en la magia de transitar por el tiempo y la historia de una ciudad que hoy conocemos como San Salvador.
Hilda nos dice: "Viví en el campo, mis padres y tíos eran campesinos y nosotros convivíamos con vacas, gallinas, milpas, tierra y lluvia. Éramos libres, con esa libertad que da la seguridad de que nada ni nadie nos haría daño, caminábamos solos hasta Mexicanos a hacer las compras, íbamos al colegio que quedaba en la ciudad, realmente vivíamos a 30 minutos de la ciudad" Y cuando uno oye esto podría pensar que vivían en Santa Tecla o en Cojutepeque, pero no; vivían en los terrenos que hoy albergan las instalaciones de la Universidad Nacional.
Sí, ahí al final del Boulevard de Los Héroes, ahí donde hoy el tráfico es terrible, donde no hay más que casas y casas por todas direcciones, ahí hace menos de cincuenta años, estaba el paraíso, un paraíso que Hilda junto a sus seis hermanos compartió y disfrutó.
El libro es, como ya dije, una compilación de estas anécdotas, que han sido escritas con un lenguaje hermoso, sencillo pero hermoso, y que nos trasmite la verdad y el amor que hay en sus palabras, tanto que en algún momento se siente uno intruso en el medio de esa familia.
El amor por la tierra, por la vida en comunidad, la oportunidad de hablar con los padres, de que les contaran historias por las tardes, de que les enseñaran los secretos de la tierra, a leer el cielo y el comportamiento de los animales, son cosas que descubrimos a través de esta Ventana Encantada.
¿Qué la decidió a escribir este libro? le preguntó y sonriendo me contesta que hace unos años tuvo que ir a buscar a una de sus sobrinas al campus de la Universidad de El Salvador, "ella estudiaba derecho", pues buscando la facultad se dio cuenta que a un costado del edificio había un hermoso y viejo Amate que reconoció de inmediato, tantos años después, aquel compañero de juegos del que colgaron columpios, del que se colgaron sus hermanos y ella, bajo el cual había una "Maroma", que le había servido de refugio a las bestias los días húmedos y fríos de temporal, estaba ahí, en el mismo lugar, vivo, con nidos, dando refugio del sol a nuevas generaciones, a jóvenes que no son capaces de imaginar los años que ese Amate ha estado ahí y las cosas que ha visto. "Me senté en un banquito que está al lado del árbol y me puse a llorar... Los chicos que me veían no entendían y quizá pensaron que había perdido algún nieto, pero lo cierto es que en ese momento se me revolvieron tanto infancia como recuerdos y no pude evitar la nostalgia de los años más hermosos de mi vida"
Pues bien, LA VENTANA ENCANTADA es un hermoso libro testimonial que nos habla de la vida sencilla del campo, de una ciudad que todavía no descubría las "¿maravillas?" del desarrollo, de una familia unida por el amor y la paz y de costumbres que se han perdido pues hemos preferido substituirlas por otras traídas de lugares que no nos pertenecen.
El libro se puede comprar en las librerías La Ceiba y La Casita, se los recomiendo, es una de esas lecturas que podemos comparar a una taza de aromático chocolate caliente en un día de temporal, cálido, dulce y exquisito.